Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
LA CRONICA DEL PERU



Comentario

De cómo junto a este cerro de Potosí hubo el más rico mercado del mundo en tiempo que estas minas estaban en su prosperidad


En todo este reino del Perú se sabe por los que por él habemos andado que hubo grandes tiangues, que son mercados, donde los naturales contrataban sus cosas, entre los cuales el más grande y rico que hubo antiguamente fue el de la ciudad del Cuzco; porque aun en tiempo de los españoles se conoció su grandeza, por el mucho oro que se compraba y vendía en él y por otras cosas que traían de todo lo que se podía haber y pensar. Mas no se igualó este mercado o tiangues ni otro ninguno del reino al soberbio de Potosí; porque fue tan grande la contratación, que solamente entre indios, sin entrevenir cristianos, se vendía cada día, en tiempo que las minas andaban prósperas, veinte y cinco y treinta mil pesos de oro, y días de más de cuarenta mil; cosa extraña y que creo que ninguna feria del mundo se iguala al trato deste mercado. Yo lo noté algunas veces, y vía que en un llano que hacía la plaza deste asiento, por una parte dél iba una hilera de cestos de coca, que fue la mayor riqueza destas partes; por otra, rimeros de mantas y camisetas ricas delgadas y bastas; por otra estaban montones de maíz y de papas secas y de las otras sus comidas; sin lo cual, había gran número de cuartos de carne de la mejor que había en el reino. En fin, se vendían otras cosas muchas que no digo; y duraba esta feria o mercado desde la mañana hasta que escurecía la noche; y como se sacase plata cada día y estos indios son amigos de comer y beber, especialmente los que tratan con los españoles, todo se gastaba lo que se traía a vender; en tanta manera, que de todas partes acudían con bastimentos y cosas necesarias para su proveimiento. Y así, muchos españoles enriquecieron en este asiento de Potosí con solamente tener dos o tres indias que les contrataban en este tiangues, y de muchas partes acudieron grandes cuadrillas de anaconas, que se entiende ser indios libres que podían servir a quien fuese su voluntad; y las más hermosas indias del Cuzco y de todo el reino se hallaban en este asiento. Una cosa miré el tiempo que en él estuve: que se hacían muchas trapazas y por algunos se trataban pocas verdades. Y al valor de las cosas fueron tantas mercaderías, que se vendían los ruanes, paños y holandas casi tan barato como en España, y en almoneda vi yo vender cosas por tan poco precio que en Sevilla se tuvieran por baratas. Y muchos hombres que hablan habido mucha riqueza, no hartando su codicia insaciable, se perdieron en tratar de mercar y vender; algunos de los cuales se fueron huyendo a Chile y a Tucuma y a otras partes, por miedo de las deudas; y así, todo lo más que se trataba era pleitos y debates que unos con otros tenían. El asiento desde Potosí es sano, especialmente para indios, porque pocos o ningunos adolecían en él. La plata llevan por el camino real del Cuzco a dar a la ciudad de Arequipa, cerca de donde está el puerto de Quilca. Y toda la mayor parte della llevan carneros y ovejas; que a faltar éstos, con gran dificultad se pudiera contratar ni andar en este reino, por la mucha distancia que hay de una ciudad a otra y por la falta de bestias.